El inicio del curso escolar es un evento marcado por la emoción de vivir nuevas experiencias y la nostalgia de las vacaciones pasadas. A El Roser, todas estas emociones se acogen y se les da un lugar para ser sentidas e integradas.
Después de unas primeras miradas reencontradas y juegos espontáneos, el corro se convierte en un espacio para conocer el grupo de criaturas y acompañantes que trabajarán juntos en esta aventura que comienza.
También se aprovecha el exterior, que ofrece grandes posibilidades de movimiento y creación, para generar juegos de cohesión de grupo.
Pero las criaturas no son las únicas protagonistas en estos primeros días. En El Roser se intenta cuidar de las familias que entran nuevas en el proyecto, acompañándolas en su particular adaptación. Así, se prepara una merienda donde comparten primeras impresiones con las respectivas familias de acogida, que les ayudarán a entender la dinámica de la cooperativa y resolver dudas a lo largo de todo el curso.
El inicio de un nuevo curso escolar es siempre un momento de nervios, ilusiones y expectativas. Para encarar las incertidumbres, las familias disfrutan de una asamblea de comunicación en la que se presenta el equipo pedagógico y se explican los cambios y novedades respecto al curso anterior.
Todos estos primeros ya han pasado y tanto criaturas como adultas comienzan a sentir la tranquilidad del ya conocido. Las primeras actividades, más distendidas, dan paso a rutinas y ambientes que confieren la confianza necesaria para que se desarrolle el aprendizaje y la personalidad de cada niño.