Ya pasada la semana de vacaciones de primavera, toca recuperar la rutina, las dinámicas, reencontrar los amigos y, como no, recordar aquellos días de abril en que la convivencia entre niños y acompañantes se extendió más allá de las puertas y los horarios del Roser. Y es que las colonias llegaron justo cuando más lo necesitábamos después de un largo e intenso segundo trimestre.

Después de semanas de organización y de haber deleitado al resto de la cooperativa con meriendas deliciosas para rebajar los gastos, el grupo de ciclo superior disfrutamos de dos días de camping a Tamarit. Allí combinamos actividades en entornos naturales como la costa y la playa…

… con otras más urbanas, como la visita a Tarragona, donde nos adentramos en su historia visitando la catedral y el anfiteatro romano.

Al camping nos alojamos en bungalows y, como que no cabíamos todos en uno, lo hicimos en grupos. Esto implicaba ciertos retos, como tener que cocinarnos las comidas. Pero no hay nada como una compra supervisada por una acompañante y un poco de organización. Las colonias nos permiten vivir experiencias inolvidables, pero también ganar autonomía y seguridad en nosotros mismos.

Al mismo tiempo, pero en un lugar diferente, el grupo de 3.º y 4.º disfrutamos de nuestra estancia de colonias en la casa Eurostage, en Caldes d’Estrac.
Nos acompañaron el sol y el buen tiempo, de forma que, estando en la playa, nos bañamos y todo!

También compartimos actividades organizadas por nuestros compañeros y compañeras, desde un juego de pistas a un escape room, pasando por otros juegos ya habituales, como el farolillo y el pillapilla.

Al Roser siempre hay lugar por las actividades más físicas. En este caso, exploramos los alrededores de la casa hasta llegar a la Ermita del Remei y, gracias a que nos abrieron las puertas, pudimos visitarla por dentro.

El juego libre también tuvo presencia, así como los hábitos de higiene imprescindible para pasar tres días fuera de casa.

 

Las colonias siempre son un acontecimiento muy esperado, preparado con mucho mimo e ilusión. Para algunos niños, suponen dormir por primera vez lejos de la calidez de casa. Para otros, empiezan a trazar la despedida de la escuela que los ha abrazado durante todos estos años de niñez. Sea como fuere, representan momentos enriquecedores y mágicos, de convivencia y de curas entre nosotros, donde los aprendizajes y vivencias pasaran a formarán parte de la mochila que nos acompaña en nuestro camino de vida.