En la Escuela Viva «El Roser», entendemos que iniciar una nueva etapa escolar puede generar dudas y emociones a las familias. Por eso, nuestra escuela, además de ofrecer un proyecto pedagógico vivo y respetuoso, se caracteriza por ser una cooperativa donde la comunidad tiene un papel fundamental.

Queremos que cada familia que llega se sienta parte de este proyecto desde el primer momento, y por eso el proceso de acogida ocupa un lugar esencial en nuestra manera de hacer.

Un sistema de acogida que acompaña desde el primer día.

A principios de curso, cada nueva familia es asignada a una familia de acogida un referente dentro de la cooperativa que le ofrece apoyo y ayuda para integrarse de forma natural. Estas familias acompañantes comparten su experiencia, resuelven dudas y hacen que la llegada sea cálida y cercana.

Para reforzar este vínculo, antes de empezar el curso organizamos una merienda de bienvenida, donde las familias nuevas y las de acogida tienen la oportunidad de conocerse en un ambiente distendido y familiar. Este espacio facilita que los niños puedan empezar a familiarizarse con el entorno y los compañeros mientras los adultos establecen sus primeros vínculos con la comunidad.

Un seguimeinto continuo durante el curso

Pero el acompañamiento no se acaba aquí. En febrero celebramos un nuevo encuentro con merienda, pensada especialmente para las familias que empezaron este curso. Esta reunión permite compartir vivencias, expresar inquietudes y reforzar la sensación de pertenencia a la comunidad. Así, los nuevos miembros de la cooperativa pueden sentirse escuchados y apoyados mientras siguen adaptándose al día a día de la escuela.

Mientras los niños disfrutan jugando en el privilegiado entorno natural de Sant Boi, las familias tienen la oportunidad de compartir este camino juntos

Nos sentimos parte de una comunidad viva, en la que cada uno aporta su granito de arena para hacer crecer un espacio de aprendizaje y convivencia basado en la confianza y el respeto mutuo.

Además, hubo un momento muy especial en el que se repartieron unas tarjetas con el nombre de las nuevas familias, que se añadieron a un mural en forma de árbol .

En las raíces están representadas las familias fundadoras, y en las ramas, las familias que nos vamos incorporando, haciendo crecer y continuar este proyecto. Un gesto muy bonito y simbólico que refleja la esencia de nuestra escuela y la importancia de sentirnos parte de esa gran comunidad.

En «El Roser», más que una escuela, somos una gran família. Y así lo sentimos cada dia.

(Si quieres saber más sobre nuestro dia a dia síguenos en Instagram o Facebook).