En nuestra escuela, las matemáticas no son sólo números y fórmulas. Són ritmo, equilibrio, simetría… Son el lenguaje con el que la naturaleza se expresa.
En «El Roser», las matemáticas no se ‘enseñan de forma abstracta y rígida, sino que se viven, con materiales y ilustraciones que permiten vivenciar cada aprendizaje.
La belleza es importante porque transforma el aprendizaje en una experiencia significativa y las matemáticas dejan de ser frías y distantes. No se trata solo de aprender números y operaciones, sino despertar un interés.
De esta manera las «temidas mates” se transforman en una exploración viva y fascinant edel mundo que nos envuelve.
Cuando un niño dibuja formas geométricas con sus manos o descubre patrones en la naturaleza, las matemáticas dejan de ser un desafío y se convierten en un lenguaje que comprende desde dentro.
En la educación viva, las matemáticas se descubren con los sentidos, se construyen con la experiencia y se comprenden desde la vivencia.